Introducción
Eduard Arriaga y Carlos Gardeazábal
Los materiales reunidos en esta sección confirman los diferentes niveles de complejidad de las protestas que se han generado en Colombia desde el 28 de abril del 2021. En primera instancia, el fenómeno de la protesta ha ido más allá de la reclamación de derechos o la resistencia frente a opresiones ejercidas por el estado u otros entes que ejercen poder. En segunda instancia, las protestas no pueden verse como un tipo de evento uniforme en el que los actores hacen las mismas reclamaciones y buscan las mismas reivindicaciones, sino que, por el contrario, son diversos grupos con diversas necesidades. Finalmente, cuando hablamos de la protesta como un fenómeno político, también es importante pensarla como un flujo de eventos históricos que, de cierto modo, ejercen una presión en función de cambiar el pensamiento de la población y establecer posiciones críticas frente al estamento de poder. Toda esta complejidad se relaciona directamente con la idea de Elena Sánchez Valdivia que ve los cuerpos de la protesta como parte de un sistema complejo que comienza a desafiar la ficción del individuo como sujeto político. La “política tiene que ver mucho con la estética”, afirma Sánchez Valdivia, “con la sensibilidad” que se ha vuelto el motor de la protesta y de la apuesta política de cuerpos que no paran para que el país pare. 
La presente colección, que hace parte del Colombia Syllabus/Primera Línea Académica, tiene como objetivo fundamental recolectar material producido por académicos y activistas para entender y rastrear históricamente cómo la protesta se ha convertido en una fuerza política la Colombia contemporánea. El centro de atención de la colección será el paro y las protestas que se vienen desarrollando desde abril de 2021. Sin embargo, el espíritu histórico les permitirá a los colaboradores ligar eventos anteriores y futuros a la fecha señalada, tratando de entender las transformaciones que las marchas y protestas han tenido en el contexto político colombiano. Investigadores como Jorge Andrés Hernández (2013) y Ariel Ávila (2021) han mostrado cómo la democracia entendida dentro campo político colombiano continúa siendo solo parcialmente operante ya que se siguen violando derechos y negando la participación democrática a diversos sectores del país. Hernández asegura, a través del estudio de la Constitución política de 1991, de la Asamblea Nacional Constituyente y de eventos políticos posteriores a la aprobación y publicación de la carta, “que la constitución política, una mera hoja de papel ... no podrá fundar ni impulsar un nuevo régimen constitucional y político”. Ávila, por su parte, al estudiar los asesinatos sistemáticos de líderes sociales en el país, concluye que la “violencia procesa la política o, lo que es lo mismo, la violencia es un mecanismo más de competencia política” (145). Es decir, el Estado de Derecho en Colombia ha sido reemplazado por una serie de autoritarismos locales, regionales y nacionales que no permiten la participación de diversos actores en el campo político.
En ese sentido, las manifestaciones, marchas y protestas que se generan en el marco del paro y que continúan como forma de resistencia y muestra de descontento, se erigen como eventos políticos que buscan generar cambios profundos en el tejido social y político del país. En algunos casos, dichos eventos se erigen como espacios para reclamar los derechos que la Constitución promete pero que las instituciones y agentes en el poder no cumplen ni hacen cumplir. En otros casos, se configuran como muestras de resistencia a través de las cuales denunciar asesinatos sistémicos, violencia policial y el uso de la fuerza/violencia en tanto estrategia mediante la cual se ejerce poder político. En cualquier caso, lo que han mostrado las marchas, protestas y manifestaciones de este paro extendido es que el país está listo para ir más allá del posible mito fundacional de la Constitución y comenzar a desarrollar procesos reales de democracia participativa amplios e incluyentes. 
Esta colección busca explorar las diversas formas en las que la política ha interceptado la protesta y en las que la protesta ha logrado y logrará ejercer un cambio en el espectro político colombiano. Por ejemplo, Juan Cárdenas en su artículo sobre Cali y las alianzas de resistencia  como oposicion a los poderes tradicionales, muestra las profundas relaciones de poder que han dado paso históricamente a procesos de resistencia en el suroccidente colombiano. Asimismo, Boaventura de Sousa Santos  y Forrest Hylton describen el levantamiento popular colombiano como uno de los eventos que, en las Américas, busca no sólo desactivar unas cuantas propuestas y reformas económicas, sino, sobre todo, luchar contra los modelos neoliberales impuestos en la región y que han dejado décadas de injusticias y poblaciones en extrema pobreza. Por otra parte, las víctimas como actores fundamentales de este paro y de las iniciativas populares también están presentes en la colección. Tal es el caso de La liga contra el silencio y su artículo testimonial "Dos noches dentro de un camión" en el que una de las víctimas de desaparición forzada “transitoria” cuenta su dolorosa experiencia. O el testimonio de la madre de Harold Antonio Rodríguez que, recogido por Andrés Felipe Carmona Barrero (Operación Siloé), muestra cómo su hijo fue asesinado, cayendo víctima de una de las agendas políticas más cruentas del último tiempo en Colombia: la sugerida por la derecha extrema como “revolución molecular disipada”  y de la cual muchos no sospecharon cuando fue enunciada. 
Todos estos recursos son apenas la punta de un iceberg de información y de datos que se encuentran esperando a ser revisados, sistematizados y puestos en función de la producción de conocimiento para entender cómo los eventos del paro han influido en la política contemporánea colombiana. Será el usuario y colaborador de este sitio quien, a través de sus acciones, comience a darle sentido a un cúmulo de voces y perspectivas que están clamando por ser escuchadas.

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